¿Cómo dar malas noticias a un paciente?, en ‘Cuenta con Fuden’

Bienvenidas y bienvenidos a un nuevo programa de ‘Cuenta con FUDEN’. Hoy, tenemos con nosotros en los micrófonos de Frecuencia Enfermera a la directora de la Escuela de Liderazgo de FUDEN, Patricia Rebollo, que nos acompaña para tratar un tema peliagudo en el desarrollo de la profesión enfermera: comunicar malas noticias a los pacientes. Un tema difícil, pero que, teniendo las herramientas correctas y basándonos en la evidencia científica, se puede sobrellevar de una mejor forma.

Un material que, además, es parte muy importante del temario que se imparte en el experto modular de Médico Quirúrgica de FUDEN llamado “Experto Universitario en cuidados de práctica avanzada al paciente con alteraciones respiratorias, cardiovasculares y neurológicas”.

Antes de entrar en materia, es necesario que especifiquemos, aunque pueda resultar obvio, qué son o qué entendemos por malas noticias cuando las enmarcamos en el ámbito de la enfermería. Patricia indica que es un concepto amplio. «El posible abanico de malas noticias puede resultar bastante amplio en la práctica enfermera y, a priori, podemos asociarlo solo a diagnósticos severos o negativos, pero realmente no es del todo así». Nuestra invitada explica que «para un paciente, puede ser una mala noticia el haberse roto un tobillo y que le impida ir a la boda de su hija mañana, u otro ejemplo podría ser el de un albañil que recibe la noticia de padecer una enfermedad crónica incompatible con el desempeño de su trabajo. Con estas premisas, es evidente que las malas noticias serán recibidas de diferente manera por cada persona«.

Aunque pueda parecer difícil de creer actualmente, Rebollo resalta que, hasta hace relativamente poco, no era frecuente comunicar el diagnóstico al paciente. Un modelo «paternalista» que ha sido reemplazado por uno «centrado en el paciente y priorizando su autonomía y derecho a la información».

Sin embargo, es innegable que a nadie le gusta comunicar malas noticias. Tampoco a los profesionales de la salud. «Existen múltiples razones -por las que no nos gusta dar malas noticias-. Desde que no sabes hasta dónde quiere saber el paciente o lo que necesita saber, pasando por la gran complejidad de la tecnología, de la medicina, de los términos que utilizamos… eso también hace difícil adecuar el mensaje para que sea comprensible para el paciente y su familia. Y también porque los profesionales de la salud somos humanos«, recuerda, «y, a veces, incluso, podemos temer temor o pudor de enfrentarnos a esas emociones tan fuertes y a lo difícil que es gestionarlas».

En nuestra ayuda ante tales escenarios aparece la evidencia científica de la que hablamos en este ‘Cuenta con FUDEN’. «La forma en la que se dan las malas noticias distingue a una enfermera; esa que está a pie de cama, que conoce al paciente de forma global y que labra, poco a poco, una relación de confianza mutua».

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