Roberto Barcala siempre sintió vocación por el salvamento y el socorrismo, y esto le llevó a formarse en distintas disciplinas complementarias al respecto. Licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte con maestría en salvamento acuático y en natación, en su labor como socorrista sintió la necesidad de estudiar enfermería como nos cuenta en el programa.
Roberto Barcala: “Soy un socorrista que necesitó a la enfermería para tener la calidad asistencial que tienen los enfermeros a la hora de prestar cuidados o realizar técnicas básicas de primeros auxilios, reanimación o rescate”.
De esta manera empezamos a descubrir en el programa el importante papel que la enfermería también tiene ante un incidente que mata a más de 300.000 personas anualmente, alrededor de 400 en España: el ahogamiento. Hablamos de distintos tipos de ahogamientos que puede haber, no siempre fatales, pero sí con consecuencias graves para la persona según el tiempo de sumersión. Hablamos de los indicios a los que han de estar atentos las personas de salvamento, y la labor que ha de realizar cada uno, cada experto en cada caso.
“Sería lo ideal que hubiera socorristas y enfermeros. Aunque los socorristas están muy bien formados, tendría un plus de seguridad. De esta manera la persona experta en rescate, el socorrista, saca a la persona del agua, y el enfermero se encarga de la atención prehospitalaria”.
En plena época de verano hemos visto necesario abordar con Roberto, quien actualmente enseña socorrismo y su didáctica en el grado de Ciencias del deporte en la Universidad de Vigo, las principales nociones básicas que todos debemos tener ante este grave problema. Lo primordial, saber quién ha de realizar el rescate: ha de ser un experto. Hablamos de estadísticas sobre segundas víctimas ante este incidente.
Entonces, ¿Qué debo hacer si veo a una persona ahogándose? Nuestro invitado nos lo cuenta en distintos casos.
Roberto nos presenta distintas situaciones peligrosas en las que nos podemos ver envueltos, aun sabiendo nadar, como víctima, o cómo acompañante. Hablamos de las corrientes marítimas, de los lodos en los pantanos, de las corrientes en los ríos, fondos desconocidos, y, sobre todo, las piscinas, lugar donde la mayor parte de los menores de 0 a 6 años fallecen en verano. Es espeluznante escuchar los datos sobre estas situaciones que han recabado durante 16 años en el grupo de investigación en el que Roberto participa. La mayoría de los ahogamientos de niños se suelen dar entre las 15 y las 18 de la tarde, en piscinas privadas.
En general, en todos estos planteamientos, Roberto incide en que lo principal para salir airoso es la prevención: siempre hay que bañarse en lugares habilitados para el baño, estar atento en las banderas en las playas “que no están ahí para molestarnos”, tener precaución con el viento si voy en flotador, vigilar muy de cerca a los más pequeños…
¿Qué hago si me coge una corriente? ¿Y si me da un mareo o un paro cardíaco en una zona donde no hay nadie más? ¿Si nado hasta el fondo de un río que se ve calmado puede pasarme algo? ¿No puedo bañarme en una playa remota y virgen?
Roberto nos da las claves en todos estos casos y más, y no con la intención de que tengamos miedo, si no como él dice, para que nos concienciemos de que debemos tener “responsabilidad y sentido común”.
¿Quién enseña estas nociones y dónde? De nuevo la enfermería y su función de educación para la salud, aquí juega un papel fundamental.
Escucha el programa completo, y disfruta el verano de manera segura.
Salud mental y prevención de adicciones, en ‘Sanará Mañana’