Nuestra aventura comenzó el 28 de diciembre de 2019. Nuestra bebé no consiguió engancharse correctamente al pecho en las 4 horas siguientes al nacimiento, por lo que comenzamos a usar pezoneras, algo que algún profesional sanitario nos criticó, pero no hubo otra manera.
Nos dieron el alta el 30 de diciembre, la niña estaba perfecta, y me decían: «seguro que esta noche te sube la leche». El día 31, volvimos al hospital a consulta de revisión por «alta precoz», y cuál es nuestra sorpresa cuando nos dicen que la niña tiene principio de deshidratación… ese sentimiento de impotencia, de culpabilidad… no se puede describir, y piensas, ¿y si no puedo alimentar a mi bebé?
Nos pautan fórmula para suplementar, y uso de sacaleches con urgencia, para aumentar la producción. Sin dudarlo, nos ponemos a ello. Todo esto, teniendo en cuenta, que hablamos del día 31 de diciembre a las 13:30 del mediodía (ve corriendo a comprar un sacaleches, algo de lo que nadie nos había hablado hasta ahora). Siempre hablo en plural, porque el papá es una parte indispensable de la lactancia, en nuestro caso, papá se encargaba de sacar leche a mamá, mientras bebé comía del otro pecho (se facilita mucho la extracción con sacaleches), y de darle el suplemento, tanto de fórmula como de leche materna, con dedo-jeringa. Fuimos disminuyendo la cantidad de fórmula según la producción fue aumentando, hasta que un día la niña, con 1 mes y 6 días, tiene deposiciones con hilitos de sangre.
Nuevo capítulo de nuestra aventura…
‘Mamá, maravillosa maternidad’ 19